Patricia Howell: «Me interesa muchísimo el tema de la libertad»

Patricia Howell es una mujer que ama la libertad y tiene como objetivo la generación de conciencia en la sociedad, alrededor de la tolerancia y el respeto a la vida.

Desde 1982, con la producción del documental “Dos veces mujer”, en el que a través de investigaciones propone la hipótesis de que las mujeres, históricamente encargadas de los oficios del hogar, son también responsables de trabajos en el campo y en la ciudad, por lo que su labor es doble. Este enfoque marcó su misión como productora cinematográfica, que se mantiene constante hasta hoy. “Dicen los grandes críticos que un cineasta siempre tiene los mismos temas, recurre y recurre, lo ve desde un ángulo y lo ve desde otro. Sin que sea muy consciente, pero es así”.

Actualmente, tras vivir 16 años en Europa, es productora independiente en su empresa y es profesora en la Escuela de Cine y TV de la Universidad Veritas.

Su carrera como documentalista tanto en Costa Rica como a nivel internacional, le ha permitido producir los filmes: “Intima raíz”, “Más que palabras”, “¿Por qué nosotras no?”, “Nos ha llegado el tiempo”, “Armas para la paz”, “La fuerza de la esperanza”, y “Mujeres en diálogo”, entre otras.

Howell, quien se mantiene ocupada y atenta al tema feminista, produjo para el Instituto Nacional de la Mujer el largometraje documental “Sí estuvimos” en el que desarrolla ocho retratos de mujeres del siglo XX, que tuvieron una influencia determinante en el desarrollo de la conciencia de las mujeres. El documental se estrenó el 8 de marzo de 2018, Día Internacional de la Mujer.

Con el apoyo de Ibermedia, trabaja actualmente en el guión de una película que preliminarmente llama “Nena”, en la cual tocará el tema de la reivindicación de la mujer y la libertad ante la represión.

¿Cuál poder como mujer encuentra en la producción audiovisual, que no se lo da alguna otra profesión? No sé si sea un poder, es una forma de expresión muy profunda y completa, que unifica muchísimos otros lenguajes; eso ya en sí mismo convierte al cine en una expresión artística súper poderosa.

Sin embargo, cuando produzco un guión para una película, no pienso en eso, lo que pienso es qué es lo que necesito comunicar y cómo lo quiero decir. Se vuelve una urgencia de algo que sale del corazón, del alma, de la memoria. La maravilla es que se puede proyectar y comunicar a nivel colectivo. Tiene un poder de comunicación, un alcance enorme, que difícilmente pueden tener otros artes.

Hago película fundamentalmente de género, porque no puedo abstraerme de ser mujer en lo que hago. Mi trabajo autoral y todo lo que realizo está permeado de mi ser mujer y además conscientemente, hago trabajos que tengan que ver con la concientización de género.

¿Cómo fue su experiencia al producir fuera de Costa Rica? Como todo en la vida, todo tiene cosas buenas y cosas malas. Viviendo en el extranjero tuve muchísimos recursos; en Holanda estuve produciendo a gran escala, cosas importantes y con presupuestos importantes. Me sentí muy acogida.

Pero al mismo tiempo, el ser migrante es una condición complicada, dolorosa en algunos aspectos, porque usted nunca llega a pertenecer a esa cultura en la cual está trabajando, entonces me hacía falta volver a mi país, aunque fuera tan caótico. Me hacía falta tener ese sentido de pertenencia. Ya aquí uno tiene más capacidad para hablar e involucrarse en los movimientos sociales, eso me interesa mucho.

¿El cine que usted realiza pretende reivindicar un espacio para las mujeres en general? ¿O más bien es una válvula de escape de alguna frustración ante las transgresiones de una sociedad machista? No es una válvula de escape, es un deseo que tengo por dentro que necesita salir y que tiene que ver con el desarrollo de la conciencia; la propia y la colectiva. Donde podamos ser seres humanos más tolerantes y más libres. Me interesa muchísimo el tema de la libertad.

En términos de igualdad de género ¿qué debería comunicar la industria del cine en Costa Rica? Veo que la temática y la conciencia de género, ese eje está todavía muy crudo. Lo veo en un ochenta por ciento de mis amigos y colegas cineastas que todavía no han llegado a entender qué significa el género realmente. Piensan que una mujer con los pechos al aire, ya es una mujer liberada. Hace poco escuché a un colega expresar con relación a un personaje femenino que “era una mujer tan libre que hace el amor con quien le da la gana y después los deja tirados en la cama y se va, es como un hombre”, dijo.

Yo me asombré porque eso es lo que están pensando que representa la libertad para una mujer. Que la libertad y la igualdad es ser como un hombre. No hay un cuestionamiento de fondo de lo que realmente significa el amor, la libertad, la igualdad y las relaciones con la naturaleza y con los otros seres humanos. Creen que ser feminista es ser igual a los hombres y no tiene nada que ver.

¿Qué es ser feminista para usted? Creo que ser feminista significa tener la capacidad profunda de que cada ser humano se desarrolle de acuerdo con su propia naturaleza, sus propios sentimientos, con respeto y tolerancia a todos los demás seres de la tierra, incluyendo a los árboles, los animales, la naturaleza, las mujeres, los hombres, los niños, todo. Hay un componente esencial en el feminismo que es la tolerancia, el respeto a la vida, es fundamental.

En este momento hay mujeres que sufren abuso, hay otras que están empoderadas ¿Qué mensaje puede darles usted como artista? Veo con preocupación que las nuevas generaciones están pensando que el feminismo ya no es necesario, como que ya lo lograron y eso es falso aquí y en todo el mundo. Al contrario, los homicidios de las mujeres son cada día más frecuentes, la situación de las mujeres en cuanto a la igualdad, está teniendo un grave retroceso. Es necesario que la juventud no menosprecie la necesidad de desarrollar un activismo que tenga que ver con el desarrollo de la tolerancia y de la libertad desde esa mirada.

Costa Rica es un país muy privilegiado, porque hay un grupo, una élite que es consciente. Pero es muy pequeña, son aquellas relacionadas con las universidades públicas o aquellas que realizan estudios de género, pero nada más.

Entonces ¿qué necesita la mujer que no pertenece a esos grupos, la que no está en la academia, que necesita despertar en su mente? Sobre todo qué necesita decir. Hay que darle espacios para que hable, para que se eduque, para que se concientice, para que crezca. Si usted es un pato y crece en un charco lleno de lodo, creerá que eso es como el agua transparente porque no conoce otra cosa. Hay que enseñarle a ese pato que existe el agua transparente para que ya no se conforme con el lodo.

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