Julieta Dobles: “Soy una tica por los cuatro costados”

Una casa llena de fotografías familiares y reconocimientos a su carrera, nos recibió para conversar, porque más que una entrevista Julieta Dobles, Premio Nacional de Cultura Magón 2013, nos regaló un espacio para conocerla.

Hablamos de sus cinco hijos, de sus viajes, del devenir de su vida y de su obra. “Hay momentos en los que me descubro con una ansiedad enorme por escribir, puede ser que esté en la fila del banco o en algún lugar donde el único recurso que tengo es una factura para apuntar una idea”, y entonces  se dirigió hacia una pila de papeles en su escritorio, todos en proceso de transcripción para luego pasar a la computadora, donde probablemente también, los vuelva a modificar.

Tan atenta está a su inspiración que inclusive cuando le pedí que tomará el lapicero, solo para tomarle una fotografía, realmente estaba escribiendo poesía ¿se puso a trabajar? le pregunté, me contestó con una sonrisa y esa voz cálida que le caracteriza: ¡sí solamente le estaba haciendo algunos cambiecillos, no sé si al final así vaya a quedar!

Dobles no solo se dedica a la poesía, en este momento escribe un libro de autoayuda que se llama “Envejecer Cantando”- tengo años de estarlo escribiendo y no lo termino por mis dudas, por los cambios que hay de nuevos descubrimientos en salud y en bienestar, yo creo que la vejez hay que prepararla, por eso el libro está dedicado a los jóvenes de 30 y 40 años-.

Los minutos se pasan rápido con doña Julieta, una mujer de verbo fácil, aunque esta expresión puede que resulte un “lugar común”, como los que ella corregiría en sus talleres de poesía. “Me encanta dialogar con la gente y contribuir en algo al esfuerzo de un grupo”, tal vez esa sea una de las claves por las cuales hoy es un referente cultural en el país, y también esa sea una de las razones por las cuales, Dobles es un Magón.

-Usted afirma que recibir el Magón permitirá que la gente se acerque a sus obras y eso les puede ayudar a superar las crisis emocionales ¿cómo logra eso?
Bueno para eso hay que escribir sobre la propia vida, no queda más, sobre la experiencia vital del poeta, si yo empiezo a hablar de otras cosas que no me han pasado a mí, es más difícil lograr esa empatía. Si uno está emocionado por algún suceso, algún sufrimiento, por alguna alegría, por algún deseo, por lo que sea, logra traspasar esos sentimientos a un lenguaje literario, o sea, un lenguaje poético.
Se hace uso de todas las metáforas, los símiles y todos los recursos estilísticos que están al servicio del poeta. Los elementos poéticos tienen que golpear al lector directamente sin ese proceso racional, que se efectúa cuando uno conversa o cuando habla de un escrito. En la poesía va directo al alma del lector a través del lenguaje literario, el lenguaje poético.
El jurado determinó, entre otras cosas, que ninguno de los mejores poetas de su generación se ha acercado con tanto amor a nuestra naturaleza, y a nuestra gente.

-¿Qué tan relevante debe ser la cotidianidad de los pueblos para una poeta?
Muy relevante. Yo tengo una preocupación constante, por la naturaleza costarricense, por la gente del país, por el paisaje, por la forma de ser de los ticos, me encanta. Soy una tica por los cuatro costados.

-Pero usted también ha tenido algunas influencias en su estilo…
El poema cuando se lee alcanza su verdadera dimensión, entonces hay que leerlo bien”. Julieta Dobles Por supuesto, para escribir poesía de calidad uno tiene que forjarse, en un taller literario por fuerza, ojalá un taller con un instructor que haya escrito alguna obra. A mí me gusta muchísimo ayudar a la gente a que se exprese, a que logre una calidad literaria en su expresión, porque todo el mundo puede tener hermosas vivencias pero otra cosa es expresarlas, con un lenguaje que llegue.

-¿Cómo es la dinámica en este tipo de talleres?
Cada uno la hace como quiere. Mis talleres son de tres horas regularmente. Yo implemento una técnica en la que en la primera parte, hacemos lecturas de literatura hispanoamericana de todo el Siglo XX,  para que conozcan del modernismo, postmodernismo, la vanguardia, entre otros… Leemos, estudiamos, discutimos, vemos qué es lo que tiene ¿por qué es bueno un fragmento? ¿Cuáles son sus fortalezas?
En la segunda parte, los estudiantes leen sus textos en voz alta. Hay poetas que no saben  leer poesía, a veces tienen un poema bueno y lo leen mal entonces se pierde, la recepción del público. ¡Acuérdese que la poesía nació dicha, no escrita! Pero también creo que es muy importante la difusión de la poesía a través de la letra escrita. El poema cuando se lee alcanza su verdadera dimensión, entonces hay que leerlo bien.
Luego se hacen las correcciones que apliquen, por ejemplo si hay uso de lugares comunes si está muy “aprosado”, o si es muy explicativo, de repente hay que meter aquí una imagen… Hay que adaptarse a los tiempos, a lo que se está escribiendo y  encontrar su propia voz. El poeta escucha y aprende, aunque ese poema nunca salga publicado.

-Hay quién podría pensar que el oficio de ser poeta es muy subjetivo… ¿realmente se escribe para el gusto de los demás?
Sí, pero es que los seres humanos somos más similares de lo que parece, o sea nosotros vemos las diferencias de  los seres humanos ¿pero las semejanzas? A mí mucha gente ha llegado a decirme gracias, porque ese poema es exactamente lo que yo sentía. Otras personas lloran cuando leen u oyen un poema, pues se identifican.
Es como ir a ver una película y saber que ahí está siendo representada una parte dramática o gozosa de nuestra vida, porque somos muy parecidos en el fondo los seres humanos; tenemos los mismos sentimientos, tenemos las mismas pasiones, tenemos los mismos temores.

-Se podría decir entonces que su poesía es un reflejo del entorno…
Claro, son un reflejo del ser humano y sus pasiones. La poesía si no tiene eso no tiene mucho valor. Un poema requiere trabajo y una identificación con alguno de los valores o de los problemas que tienen los seres humanos. Hay quienes inclusive se ríen de poetas consagrados, como han hecho algunos contando chascarrillos a costa de los poemas de alguien, eso es una falta de respeto y una falta de talento espantosa.

-¿Qué le parece la poesía costarricense contemporánea?
Hay de todo. Hay una gran riqueza, porque hay gente joven que está trabajando por lograr una obra y también hay otros que se la pasan con chascarrillos (chistes) ¿Y qué queda después? Queda lo valioso. Puede que levante mucha roncha en el momento y que la gente, sobre todo los contemporáneos, se rían de lo que escribes, pero yo creo que un poeta se mide en el tiempo.

-¿Cómo contribuye a que emerjan nuevos talentos?
A mí me parece que hay mucho interés por la poesía y hay mucha gente muy esforzada, nosotros incluso hemos hecho talleres en las cárceles de la Reforma y en El Buen Pastor. Generalmente quienes delinquen tienen una autoestima muy baja. Pero si descubren de pronto que tienen un talento y pueden manifestar sus vivencias y sus dolores a través de la poesía, funciona como una  catarsis muy hermosa. Entonces, algunos se interesan en leer, aprender y escribir y hasta puede que publiquen su libro en algún momento.
Hemos hecho talleres en las comunidades. En Hatillo, por ejemplo, tuvimos un taller durante muchos años, de donde salieron jóvenes muy valiosos. Porque al muchacho que está en un taller literario y que debe leer poesía, se le agudiza la sensibilidad y se le eleva la autoestima; es más difícil que se meta en pandillas a hacer locuras y tonterías, porque está metido en algo más valioso e importante para él.

-¿Qué mensaje les da a los poetas emergentes?
Bueno, a la gente que escribe hoy y que quiere dar una obra, yo le aconsejo dos cosas, primero que se formen como escritores, que lean y luego, que no pierdan su sensibilidad; el poeta que pierda su sensibilidad se acabó ¿Y cómo se pierde la sensibilidad? Cuando uno es capaz de ver esas películas o leer esas obras crueles llenas de matanzas gratuitas y lo puede ver sin conmoverse, ya entonces perdió la sensibilidad para ver, en la vida real, las crueldades sin conmoverse. Yo cuido mucho la sensibilidad no veo esas porquerías.

-¿Cuál es su sello personal?  ¿Cómo se puede identificar un poema suyo, aun sin leer la autoría?  
Es difícil, porque sería como definirse uno mismo. Creo que le doy un énfasis grande a todo lo que es sentimiento. Siempre les digo a mis estudiantes que una poesía que no despierte emoción es mejor no haberla escrito. La emoción está ligada al lenguaje hermoso y todos los medios que el lenguaje utiliza para la poesía están unidos intrínsecamente.
Yo le he permitido a la vida cotidiana entrar un poco más en mis últimos libros, aunque siempre he sido una poeta de la cotidianidad; las mujeres tendemos a ser poetas de la cotidianidad porque estamos muy inmersas en ella. Antes era un poco más lírica y le tenía más miedo a meter  cosas prosaicas en la poesía, ahora las incluyo mejor, digo yo. Pertenezco a la poesía trascendentalista.

Podría referirse a esto…
Una ciudad bien planeada, un invento que ayude a la humanidad, una obra literaria que refleje el sentido común de esta humanidad, todas las profesiones, todos los oficios por más sencillos que sean, siempre de alguna manera están trascendiendo en el trabajo humano.

¿Considera que ya alcanzó la madurez como poeta?
Sí, porque si uno no está maduro a los 70 ya no va a estar maduro nunca, es como cuando escribí y publiqué mi libro de poesía erótica en 2005, se llama “Hojas Furtivas”, lo presenté y dije, bueno es que si a los 65 años no he podido escribir mi libro de poesía amorosa- erótica, ya no hay cuando lo escriba. Y tuvo mucho éxito era un libro muy vivido.

-¿Cuál es la función de la poesía?
Toda profesión tiene su tarea, en relación con el ser humano y la poesía también la tiene, es una tarea de servicio para la humanidad.

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