Madres ingenieras superaron estereotipos y ahora motivan a las más jóvenes

Si algo les ha tocado a muchas mujeres, sobre todo madres, es romper con los mitos, las trabas, las posturas machistas y percepciones equivocadas que hay alrededor de las ingenierías y otras profesiones. El papel de mujer, madre y profesional no es fácil y es agotador, pero está lleno de gratificaciones personales, emocionales y económicas. Es muy recurrente que se cuestione y se sopese su dedicación a la familia y a los quehaceres del hogar para calificarle su papel como madre.

“Con mucha frecuencia nos brota un sentimiento de culpa por el creer que no le estamos dando suficiente tiempo a nuestros hijos y vivimos constantemente con la pregunta de qué tan buena madre soy en función de ello”, comentó la Ing. Laura Vásquez, subdirectora de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad Fidélitas, quien explicó que tiene una niña de 7 años y que para evitar que esas culpas la abrumen, ha decidido tomar conciencia y ejercer sus dos pasiones, equilibrando su papel de madre y el de ingeniera civil. Eso es lo que debe interiorizar la mujer. Esta mezcla le ha permitido incluso lograr que su niña vaya desarrollando admiración por el trabajo que ella realiza y eso también es una buena motivación para educar a su hija.

“Y es que no es un secreto que, aunque las ingenierías son carreras que prometen empleabilidad en el presente y en el futuro, su palabra en sí misma está llena de mitos y barreras vinculados con la capacidad intelectual y física en función del género”, comentó Emilia Gazel, vicerrectora de Fidélitas, quien explicó que hay una equivocada percepción de que las mujeres están más aptas para las carreras relacionadas con el cuido y la salud, mientras a los hombres los vinculan con aquellas que tienen que ver con construir, innovar y utilizar maquinaria o transporte, lo cual es un mito que Fidélitas ha venido derrumbando con la graduación de muchas mujeres ingenieras e impulsando con la Beca Ing. Sandra Cauffman que muchas más lo hagan, para que cumplan sus sueños de ser ingenieras y a la vez, sean un ejemplo para muchas otras que no se animan hacerlo.

Según Vásquez, desde niña siempre sintió su vocación hacia la ingeniería civil, pero se encontró de cara con todos los obstáculos machistas en su camino, sobre todo porque, el estar esta carrera vinculada con la industria de la construcción, la obligó a luchar contra esos pensamientos estereotipados que reducen la capacidad profesional a la fuerza física del hombre. Hoy como docente en ingeniería, su mensaje para las mujeres es que no hay limitantes físicas, ni intelectuales para estudiar lo que deseen, menos aun, cuando la vocación y la pasión son los principales impulsores.

Sin embargo, esos mitos tampoco fueron nuevos para la ingeniera en sistemas de computación, Katya Brenes, quien hoy es madre de tres jóvenes de 22, 23 y 27 años. Explicó que “en los años 80 era una carrera con poquísima presencia de mujeres y algunos aseguraban que no éramos capaces de salir adelante en ese campo y para esa época también las empresas preferían hombres para ciertos puestos, aspecto que, por dicha, poco a poco, ha ido cambiando y hoy, por el contrario, como subdirectora de Ingeniería en Sistemas de Fidélitas, he percibido el apoyo e importancia que le da esta universidad a las mujeres en puestos de toma de decisiones”.

En el pasado, cuando sus hijos estaban pequeños, Brenes optó por realizar labores en entidades que le permitieran tener más tiempo para dedicárselo a ellos. Ahora que son universitarios, considera que el hecho de que la hayan visto estudiando y desempeñándose profesionalmente, también les ha servido de ejemplo y se ha ganado su admiración.

Jóvenes que siguen los pasos de sus madres

Por su parte, la estudiante de ingeniería civil, Nicolle Gutiérrez Quirós, ganadora de una beca Sandra Cauffman, asegura que le está siguiendo los pasos a su madre y literalmente le está ganando el pulso a esa equivocada percepción de la gente, porque su visión es llegar a tener su propia empresa constructora.

Otro caso similar es el de Sofía Corrales Cerdas, otra ganadora de la Beca Sandra Cauffman, quien, al igual que su madre Xinia Cerdas, decidió estudiar ingeniería en sistemas de computación, porque ella ha sido una gran influencia y la motivó a elegir una carrera moderna con mucho por hacer y con excelentes oportunidades laborales. Cuenta que su madre tiene más de 25 años de ser ingeniera y que en su época cuando estudiaba la presencia femenina era mínima, a razón de dos mujeres en un aula de 30 estudiantes.

La Ingeniera Sandra Cauffman, costarricense que hoy se desempeña en la NASA, ha sido un referente y un ejemplo de la lucha contra los estereotipos que aún persisten alrededor de las ingenierías. Su mensaje a las jóvenes es a ser persistentes con sus propósitos y dejar de lado los mitos y barreras. Enfatiza que, aunque todavía falta mucho por hacer, solo con determinación y empeño se logran las metas, no importa lo lejanas que se vean.

Universidad Fidélitas es la universidad número uno en ingenierías y por medio de la Beca Ing. Sandra Cauffman impulsa que más mujeres opten por alguna ingeniería, carreras de mayor demanda laboral y muy importantes para el desarrollo social y económico del país.

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